Agradece “El Niño” estrategia contra el Hambre de Peña Nieto
Raúl García Salguero
“Ya viene el delgado”, dicen un grupo de señoras de la tercera edad, mientras la maestra de ceremonia les invita a recibir con aplausos a los funcionarios que en sus vehículos oficiales llegan para entregar las llaves de los nuevos cuartos a familias beneficiadas con la ampliación de sus viviendas con recursos federales.
La escena es en El Niño y Batalla Nacional, colonias carentes de elementales servicios, comunidades apartadas donde cientos de familias viven sin espacio para la privacidad para niñas y adolescentes, madres jefas de familia y personas con poco o nulo ingreso que en ocasiones no comen tres veces al día están cambiando su situación a mejor nivel de vida.
Este lunes, el delgado federal de la Secretaria de Desarrollo Social, Marco Antonio Corona Bolaños Cacho celebró las acciones concluidas la Cruzada contra el Hambre en Tijuana, que dijo, ha llegado para quedarse en estas colonias consideradas en pobreza extrema.
El Niño es un pueblito de unos 9 mil habitantes que viven en unas 2 mil 5 casas, algunas muy precarias de una sola habitación sala comedor y recamara, construidas en terrenos irregulares, aquí hoy los reclamos de hace año y medio se transformaron en aplausos, agradecimientos y lágrimas de emoción.
A unos 45 minutos de la Zona Río Tijuana, en los límites del municipio con Tecate, las colonias El Niño y Batalla Nacional son sectores donde se aprecia pobreza extrema y carencia alimentaria, sin duda en sector prioritario para el trabajo de la Secretaria de Desarrollo Social.
Marco Antonio Bolaños Cacho llega acompañado del director de Desarrollo Social Municipal, Rodolfo López Fajardo, es muy institucional el joven delegado federal, invitó al Secretario del ramo en el Ayuntamiento, Javier Camarena Salinas, al regidor José Cañada y al delegado municipal, José Domingo Vigil, los tres últimos no estuvieron en el evento.
Ataviado con un rompe vientos gris con el gran logo de Sedesol en la espalda y en la parte izquierda un frontal más reducido, el delegado llega al lugar del evento y saluda de mano a los asistentes, se detiene con los niños, les hace unas caricias y juega con ellos, a los de la tercera edad los apapacha y abraza.
Se baña de pueblo y una seña al equipo que le lleva la logística, comienza el evento, cuidan que nadie obstruya la escenografía, las personas seleccionados previamente para recibir simbólicamente la llave están listos, saben que a la sugerencia de listos para la foto hay que pasar al frente.
La altura de la mampara bien cuidada, nadie tapa los emblemas de la parte superior, “Mover a México”, Sedesol, con el sello del Águila” y el logo que identifica al “Programa sin hambre” junto a la imagen de un tenedor, no lucen logos del gobierno municipal, menos del estatal.
Palabras del representante del Ayuntamiento, palabras del delegado federal, y sigue en el programa visita de casas de familias beneficiadas, atención a medios y sin estar en agenda, algunos vecinos le plantean temas específicos que tanto al funcionario federal como al municipal.
La comitiva sale al recorrido, los asistentes deben esperar, esperan y platican, en su mayoría son gente mayor con rostros de sufrimiento se guardan los sentimientos y solo observan, pero surge un espontaneo breve dialogo “que bueno que a usted si calificó vecina, yo no” le dijo una triste y alegre mujer a su compañera de silla “y por qué no se lo comentas al delgado, es muy atento”, le insiste, “pa que, me da pena”.
Gregoria Hernández, apoyada en un bastón descansa en la silla, los ojos ya limpios del llanto que momentos antes había derramado en medio del programa de entrega de las llaves de los nuevos cuartos dice que “esto es una bendición un milagro, necesitaba mucho un cuarto más”.
Cuando se da cuenta que habla con un reportero, ya no quiere comentar nada más, y solo agrega “Ya soy de Tijuana, llegué a esta ciudad hace 20 años de un ranchito cerca de Zihuatanejo”, se despide y se va, dejando un comentario: “creo que el delegado no tendrá tiempo para ir a mi casa”
Ahí, en El Niño, donde hace un año el delegado Marco Antonio Corona Bolaños Cacho recibió reclamos que lo atolondraron ya apenas pudo pedir tiempo y confianza para entregar resultados, hoy lo aplaudieron, oraron por él, le aplaudieron y sirvió de apoyo a personas que lloraron de alegría de ver hecho realidad el sueño de mejorar sus viviendas.
Las carpas, la mampara, las sillas, todo de muy buena calidad, se nota que el delegado Marco Antonio Corona Bolaños Cacho trae apoyo y recursos para trabajar los programas del Presidente Enrique Peña Nieto en Baja California, se aprecia como el funcionario federal que más está brillando con su trabajo.
Luego del recorrido por dos viviendas con un nuevo cuarto, el delegado visita un comedor comunitario en la Secundaria del lugar, llega hasta la cocina y dialoga con los asistentes, explica las bondades de la política social del presidente Enrique Peña Nieto.
Una señora en silla de ruedas que disfruta del comedor alimentario pidió la palabra y solicita al delegado federal “dele por favor el agradecimiento al Presidente Enrique Peña Nieto”, claro que si señora, ahorita le grabamos un mensaje en video y se lo haremos llegar”, respondió Corona.
Son casi dos horas de entrega de acciones, antes de despedirse para hacer más entregas en el municipio de delegado pide a Vika, coordinadora del comedor comunitario, convoca a los vecinos, que vengan por su alimento”, Vika sonríe y acepta la sugerencia.
La clásica foto del recuerdo, y la foto con la señora que pidió hacer llegar el agradecimiento de El Niño a Peña Nieto, así concluyó una gira en una de las más alejadas colonias de la cuarta ciudad más poblada del país, frontera con la California, el estado más rico de Estados Unidos.